martes, 4 de agosto de 2009

LA VIDA TE DA SORPRESAS...SORPRESAS TE DA LA VIDA

Bueno, era un típico día en el gimnasio…los poporopos no dejaban de verse al espejo y de jugar a darse “nalgadas” entre ellos (lo que me hace dudar mucho acerca de sus preferencias, pero ese no es el tema ahorita); las viejas verdes de siempre coqueteaban con los patojos de siempre, esperanzadas en que talvez ese era el día en que caerían en sus garras… y las demás personas normales y mortales sudábamos a chorros.
De repente, toda la rutina diaria se vio súbitamente alterada con la entrada de una nueva socia: ¡¡¡La colombiana!!!
Mierda, como si yo necesitara ver ese mujeron delante de mi... nalgas: increíblemente grandes desafiando las leyes de la gravedad y de la naturaleza; las chiches: por el estilo, de diseño por supuesto, pues no se le movían ni un ápice al subirse a la maquina elíptica; panza: ¿¿cual panza?? la re-cerota literalmente tenia un hoyo donde se supone que debe estar la lonja tan común y normal en el resto de nosotras; la cara: a quien le importa la cara con ese cuerpo…
Todas –ojo que dije todas- las mujeres pusimos cara de circunstancia, hasta las que tenían los mejores cuerpos se les movió el piso ¿Quien necesita ese tipo de espectáculo? Pues si me pongo la mano en la conciencia, así haga 13467 abdominales al día y corra la maratón entera y haga pesas por el resto de mi vida, se que ¡no voy a tener un cuerpo así! Bueno, si me voy con el Dr. Rey de Beverly Hills, talvez me pueda ayudar en algo.
En cuanto a los hombres del gimnasio, pues no hay palabras para describir su reacción ante la dichosa colombiche: unos se arremolinaron a su alrededor; otros en su afán de llamar la atención le pusieron mas peso a las maquinas y ya mero se les salía la hernia del esfuerzo que hacían; otros creo que hasta soltaron un gritito de alegría pura por ver aquello. Yo por supuesto me acerque sigilosamente pues saben que soy hiper curiosa y yo no me iba a perder ese reality show. En el momento en que ella pregunto en tono aburrido que quien era entrenador para que la ayudara, en ese momento se desato el pandemonio: los entrenadores se empujaban y se metían zancadilla para llegar de primero…puta, cuando si cualquier vieja cualquier día de la semana esta tirada en el piso con calambre y una pesa de 1000 libras encima, ni un pedo le tiran!!!
Bueno, la niña empezó su rutina rodeada como de 5 chavos, uno encargado de quitar y poner peso, otro encargado del agua pura, este daba instrucciones y aquel se aseguraba que nadie mas se acercara. La tipa no esbozaba sonrisa, tenia cara de aburrida, acostumbrada al acoso y a las miradas y a la atención…en serio que no se inmutaba con nada…hasta que llegaron a traerla. Y ¿quien la fue a traer se pregunta usted? El mismísimo Pedro Navaja reencarnado: pistola al cinto, botas vaqueras, jeans ajustados, hebilla mas grande que la vida misma, una cadena de oro que me sacaría de pobre. La sorpresa que se llevo cuando vio aquella escena en la que participaba la dama a su cuidado…pero solo se rió, se acerco y le dijo: ¿Ya termino? Ella contesto –con la cara agachada- que ya estaba lista. Uno de los tipos, envalentonado talvez por su fornida figura, le pregunto a la chava si al día siguiente iba a regresar pues talvez podrían trabajar juntos…pero ella no contesto, en su lugar se oyó la voz de Pedro Navaja que decía al mismo tiempo que les repartía unas tarjetas de presentación: esta es la dirección donde ella trabaja y allí les pueden informar acerca de las tarifas que cobra…y dirigiéndose a ella le pregunto: ¿o ya les dijo usted cuanto cobra?
No había visto en mucho tiempo caras tan largas. Las de ellos pues deplano hicieron cálculos mentales y no les iba a alcanzar para el “colaso” y la de la pobre tipa al verse revelada su profesión.
Ahora la veo casi a diario haciendo su rutina ella sola - nadie la ayuda, nadie la acosa, nadie la rodea- con esa mirada de tristeza profunda grabada en sus ojos. He hablado con ella un par de veces (para pedirle tips, jaja), es buena gente, se que tiene una hija de la edad de la mía y por fin me pude fijar en su cara, es muy bonita.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hmmm ... recuerdo algo similar pasó una vez en El Establo. Entro aquella Marta Sánchez con toda la punta de plata y nadie se le acercó. Después de algunos minutos asume correctamente que nadie lo hará. Al salir, TODOS irrumpimos en aplauso. Nadie se acercó para no echarse color ... imagino que el gimnasio será lo mismo, tal vez algunos ya se echaron el colazo pero tampoco la van a saludar públicamente.